Poemas en mi estudio

Poemas en mi estudio

 

 

I

Mis labios se hunden en el brillo de

tu infinita desnudez donde abre

su embajada la belleza. Oigo la

lluvia caer sobre tejados de

pizarra. Y la tarde, salpicada de

látigos de oro, se precipita en la noche.

 

II 

Esta tarde viene a tomar café.

Desnuda estará sobre el escabel,

horas de belleza total que esconderé

en la ingrávida piedra de mi memoria

 

 

AGOSTO

Cuando abro la ventana de mi ático

el aire se puebla de átomos que se

enredan cada vez más a cada

ondeamiento de tu cuerpo, caen y flotan

como estrellas a la deriva. La luz

se multiplica en el blanco de las tapias

cercanas, el azul del cielo deja

en el aire su estarcido índigo,

quizá el dedo radiante de un Dios

toque mi frente

-Imagino estar en Grecia-

La noche empieza a colgar sus joyas de

conchaperla y catedral mientras un

arquero invisible dispara meteoritos.

 

 

SILENCIO

Hay un silencio como de cabellos

caídos cuando te estiras desnuda

sobre mi sofá. En ese diván de telas verdes

el aire crea una voluta

que atornilla tu vientre bello

y ahora abierto como una mano,

como un libro nuevo que huele a reyes

magos, sobre el que leo la raya o

arruga silenciosa que corta en dos

el horizonte de tu cuerpo.

 

 

ÚLTIMOS DÍAS DE JULIO

Hay belleza en las marcas de café,

redondas como huellas turgentes de

centauro y en el cristal roto de la

ventana que posa su sombra sobre

mi mesa –arpadura de diamante o

puerta marcada por un ángel-

Es domingo. Aletea la ropa tendida

que muerde el aire como una ballena

con sus barbas.

Se puede confundir el rumor

de un avión altísimo con el del mar

 

 

EN MI ESTUDIO

Aquí, en mi estudio,

entre mis esculturas, donde el dedo

de la felicidad rasa la espuma

del tiempo y el anochecer me envuelve

infinito como una cápsula espacial

ensayo tu cuerpo nimbado por el

resplandor rojizo de unas velas,

pedazos flameantes o agujas

hirviendo de un relámpago inmóvil.

Qué blando es el mar en equilibrio

entre las ondas de arcilla

cuando la pequeña muerte desaparece

apagada por el movimiento de tu pelo

hermoso aun en desorden.

 

 

DESMESURA

Las estrellas bailan en la eclipse de tu cuerpo con su silencio magnético.

Grieta en el cielo o herida embrujada donde se suicidan las mariposas.

Espolvorean sus alas hipnóticas, lamen la estrella polar y caen al vacío

de tu cuerpo sísmico.

 

 

PRIMERA TARDE DE OTOÑO EN MI ESTUDIO

Cuando siento que me besas en la nuca

una legión de dioses roza mi cuello con su

aliento color de alma. Suave como un corazón.

Oro de aceite. Hurgar en el zumo de un

cristal alado, las lentas plumas con que está

hecho mi trono que cuelga de tu clavícula.

Una gota de agua hierve sin haber conocido

mi nombre, luz líquida, estrella abierta, vapor

o nube fosforescente sobre la belleza por fin

liberada.