
Hierofanías en el palacio ducal de Medinaceli. Fundación Dearte.
El concepto de lo sagrado emerge desde los orígenes de la humanidad, vinculado a la experiencia de la trascendencia y la búsqueda del significado en la existencia, un salto evolutivo de las primeras sociedades primitivas que se manifestaron a través de la conexión con lo divino, lo misterioso y lo trascendente.
La noción de lo sagrado no es exclusiva de la religión, aunque a menudo se asocia con ella. Se refiere a una dimensión de la realidad que se percibe como diferente y superior a lo cotidiano, lo profano. La percepción de lo sagrado implica una actitud de respeto, admiración y reverencia ante la experiencia numinosa.
Al rastrear las primeras formas de culto y sistemas de creencias, abrimos ventanas al pasado, revelando cómo las sociedades humanas primitivas interpretaban la vida, la muerte y las fuerzas de la naturaleza. Desde las figuras de fertilidad hasta las prácticas funerarias, representado en símbolos, rituales y espacios específicos sentaron las bases de las religiones que conocemos hoy.
La exposición Hierofanías: Sombras y Resplandores del escultor aragonés Alfonso Ortiz Remacha propone un retorno a la belleza primigenia, aquella que nos conecta con el instante en que nuestros ancestros sintieron por primera vez la presencia de lo sagrado, la hierofanía. Es un viaje introspectivo que invita al espectador a redescubrir ese momento de comunión con aquello que no pertenece al mundo de lo cotidiano, sino al ámbito de lo eterno.
Ortiz Remacha nos presenta piezas creadas expresamente para la exposición. Materiales como la piedra, la madera, la resina y el acero dan forma a una escultura de estética figurativa expresionista y contenida de diálogos profundos entre el pasado y el presente. Cada obra ha sido concebida para provocar una experiencia sensorial y emocional en el espectador. La luz y la sombra, los materiales orgánicos y la abstracción simbólica son elementos clave en su composición conceptual.
En esta exposición el artista invita a reconectar con nuestra esencia más primitiva, a mirar más allá de lo humano y sumergirse en lo extrahumano. A través del arte, se busca despertar la sensación de lo sagrado, esa emoción ancestral que, aunque olvidada en nuestra cotidianidad, sigue latente en lo más profundo de nuestra existencia.

